Hace un año y ¡parece que fue ayer!
El maratón de Nueva York es una
experiencia que ningún amante del running debería perderse. El año pasado tuve
la suerte de vivirlo en directo, aunque desde la barrera, ya estaba embarazada
de 20 semanas. Fue como un sueño, gracias a Gatorade, que le ofreció a Pablo la
posibilidad de ir como “embajador” de un grupo de corredores a los que les
había tocado el viaje al maratón de Nueva York. Un grupo, por cierto
¡sensacional! Lo pasamos genial juntos, era gente de toda España y de perfiles
muy diferentes pero todos compartían la misma ilusión.
En Nueva York el fin de semana
del maratón se respira ambiente deportivo por todas partes. Sólo con salir del
hotel, basta con fijarse en el calzado de la gente que está en la calle y te
das cuenta de que la inmensa mayoría lleva zapatillas de correr. En los
comercios y los bares hay carteles animando a los corredores. Es como otra
dimensión de lo que estamos acostumbrados en España.
En Times Square, noticias del
maratón en las pantallas y algo que nos hizo mucha ilusión fue ver los
autobuses con las imágenes publicitarias del maratón y es que un español era
una de las imágenes que llenaba autobuses y vallas publicitarias.
El día de la carrera, tocó
madrugar, aunque no corría, me levanté para animar al grupo de corredores con
el que viajamos. Tuvimos que levantarnos muy temprano pues la gente que va a
correr tiene que estar en la salida con mucha antelación. Pero la verdad es que
gracias al cambio horario no cuesta, además no sé si ocurre así todos los años
pero el cambio del horario de invierno allí se hace una semana después que en
España por lo que pudimos dormir una hora más. Este año supongo que también
será así.
De la carrera en sí poco puedo
aportar, más que las sensaciones y opiniones de los corredores. Nosotros
tuvimos suerte e hizo muy buen tiempo, así que los corredores no pasaron mucho
frio en la salida. De todas formas los corredores tienen que ir preparados, es
habitual que la gente se lleve ropa que
luego tira y la organización destina a causas benéficas. Así que es interesante
llevarse abrigos viejos (que luego dejan sitio en la maleta de vuelta, jejeje), mantas (la del
avión es una buena opción), etc.
Durante el maratón se recorren
los principales barrios de Nueva York, por lo que comentaban luego los
corredores, la gente se vuelca y sale a la calle a animar a los atletas y a
ofrecerles lo que sea: agua, fruta, chocolate, etc. Como espectadora, me
impresionó la cantidad de gente que hay animando, en Manhatan es difícil hasta
conseguir sitio en primera fila ¡espectacular!
Y después del maratón, ¡todos con
la medalla colgada! Y la gente felicitando a los corredores. Una vez terminada
la carrera, toca seguir disfrutando de la ciudad, aprovechar para hacer alguna
compra, un poco de turismo, etc. Yo recomiendo para la gente que le guste el
arroz con leche que vaya a reponer fuerzas a “rice to riches” en Spring 17. ¡Os
encatará!
Es una experiencia que hay que
vivir. Un consejo para todos los que vayáis este año o lo tengáis en vuestros
planes de futuro: disfrutadlo. ¡¡Yo algún año volveré para correrlo!
1 comentario:
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