El domingo, de nuevo, volví a calzarme las zapatillas para disfrutar corriendo por las calles de Madrid, en un recorrido que ya se está convirtiendo en habitual, al que le voy cogiendo la medida y con el que cada vez disfruto más, subiendo y bajando el Paseo de la Castellana, la espina central de la ciudad de Madrid.
Como ya he dicho en otras ocasiones, en esta estapa atlética estoy disfrutando mucho en las carreras populares, corro porque me gusta y porque me identifico con el motivo o la causa de la carrera por su valor solidario o sentimental. Quizá al unirse esto con la motivación de como madre ser un ejemplo para mis hijas, pese a que no estoy entrenando tanto como lo hacía años atrás, mi rendimiento está siendo bastante bueno.
Para mi, esta carrera era especial, al tener personas a mi alrededor que han ganado la batalla al cáncer o que ahora mismo están luchando contra él, quería correrla, e intentar luchar por la victoria para poder dedicársela a todos los valientes que se enfrentan al cáncer.
Creo que desde el principio fue un día especial.
Al haber estado fuera de Madrid, tuve que recoger el dorsal el mismo día de la carrera y me llevé una agradable sorpresa al ver que la organización me había reservado el dorsal número 2.
Después de recoger el dorsal y sin apenas haber calentado, me fui directa a la salida, tan sólo quedaban 5 minutos para empezar la carrera. Hubo corredores que me preguntaban sobre qué ritmo pensaba llevar, no tenía ritmo pensado, mi idea era luchar por la victoria corriendo por debajo de 4 minutos/km.
En cuanto se dió la salida, enfilamos la subida del Paseo de la Castellana, y desde el principio me coloqué en cabeza de la prueba femenina, con pocos chicos por delante y acompañada durante toda la subida por Javier Gándara. La verdad es que me sorprendió las buenas sensaciones que tenía subiendo, reservando fuerzas para apretar bajando.
Al comenzar la bajada, creo que incrementamos un poco el ritmo y pude comprobar la gran distancia que llevaba con respecto a la segunda clasificada. En esta segunda parte de la carrera empecé a disfrutar y a correr más con el corazón que con las piernas. Fueron muchos, muchísimos los ánimos que recibía de los corredores y corredoras con los que me cruzaba mientras ellos aún estaban subiendo Castellana, algunos me animaban por mi nombre, otros por el de mi hermana (Tamara), otros por mi apellido y muchos otros por ser la primera mujer. Intenté responder o agradecer los ánimos y animar también a los corredores que reconocía como Leyre o Paloma que me gritaron con todas sus fuerzas (gracias chicas). También resaltar el apoyo de Tamara que en bici estuvo viéndome en diferentes puntos.
Uno de los instantes más emotivos fue encontrarme con Carlota, ella participaba andando con su familia en los 4km, y poder darnos la mano en carrera, si ya iba enfilada hacia la victoria, ese momento fue el empujón final a unos 2 kilómetros de meta.
Después de bajar hasta Cibeles, había que volver a subir a Colón, esta parte de la carrera tras tanta bajada puede hacerse un poco dura pero los ánimos de la gente hicieron que se me pasara volando.
Al final, primera clasificada femenina y la 28ª de la general con un tiempo de 37:36. Una vez más, muy orgullosa de mi misma, pues sigo avanzando poco a poco y disfrutando mucho, cada vez más, de la liberación que me produce correr.
Muy contenta al poder dedicar mi victoria a los que son los verdaderos campeones.
Hace poco, muy poco, le decía a una amiga que ha vencido al cáncer, que lo que realmente merece la pena es ganar esa batalla, al fin y al cabo, yo lo único que hago es correr un poco más rápido que otras (y más lento que muchas ;-)).
El domingo, los CAMPEONES fueron todos aquellos/as que han luchado o están luchando con todas sus fuerzas contra el cáncer. Sé que fueron muchos los que estuvieron en la carrera como Paloma o Carlota, el año que viene también estarán Eva y Nieves.
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| Con Paloma y Leyre, chicas del grupo correconnosotros - Sanfabioteam |
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