viernes, 16 de mayo de 2014

La gran marea rosa sigue creciendo

El pasado domingo Madrid amanecía temprano y lleno de color. Cuando salimos de casa poco antes de las 8 de la mañana empezamos a encontrarnos con mujeres con sus camisetas rosas. Mirases a donde mirases, por todas partes, te encontrabas con chicas en zapatillas, esperando el autobús, en el coche, con amigas... Según nos íbamos acercando a las inmediaciones de la salida todo era de color de rosa.

La gran marea rosa por el Palacio Real - via twitter
El lugar de reunión que habíamos fijado estaba abarrotado de gente, por lo visto, todas tuvimos la misma idea así que fue muy difícil encontrarnos. Fui hacia la salida para intentar calentar, pero la molestia en la cadera por la que llevaba 10 días en el dique seco daba señales de vida, preferí no hacer nada a ver si en carrera me encontraba mejor.

La carrera de la mujer es diferente al resto. Se trata de una gran fiesta deportiva, aquí pocas somos las que competimos, la gran mayoria no suele salir a correr frecuentemente pero todas nos sentimos partícipes de este gran movimiento. Estar en la línea de salida delante de 30.000 mujeres es muy emocionante, música, risas y palmas son el preludio a la ya tradicional cuenta atrás que da inicio a la carrera.

En esta ocasión, me puse en la linea de salida con muchísimas dudas pues después de haber estado parada 5 semanas por una lesión en la rodilla, diez días antes de la carrera comenzó a dolerme intensamente la cadera. El fisio me aconsejó que no hiciera nada hasta el día de la carrera y que aún así podía molestarme.

Al empezar a correr noté que la cadera me dolía, le dije a Tamara en los primeros metros que no podía. Traté de pensar "a ver si se va calentando y duele menos" pero no remitía, no llevaba ni un kilómetro de carrera y tenía ganas de llorar del dolor pensando en lo que quedaba para meta. No quería abandonar pero no sabía si en esas condiciones iba a ser capaz de terminar. Sólo quería que pasaran los kilómetros, no era capaz de correr, iba siendo sobrepasada por otras atletas, tenía la sensación de ir muy despacio. No recuerdo haberme sentido así en ninguna otra competición. Quise correr y aguanté el dolor como pude.



Poco antes de llegar a meta Pablo estaba esperándome con Ariadna, la cogí en brazos y un año más pude entrar en meta con ella. Durante la carrera, Ariadna fue mi motor, esperándome en meta, no podía fallar. En mi regreso a la competición después de ser madre abandonar no entra en mis planes.



A pesar de la desilusión de Tamara al haber sido rebasada en los últimos metros y finalizar en 4ª posición, como ya es habitual pudimos celebrar la victoria en categoría de 2 hermanas ¡no hay quien pueda con nosotras!. No acabaron ahí las alegrías pues también fuimos el colegio con más participantes, demostrando año tras año que en el colegio Alameda de Osuna hay mucha cantera.

Como siempre, a pesar de que este año no me haya salido una buena carrera, estoy feliz de seguir participando, colaborando con una causa solidaria que lucha contra el cáncer de mama y promoviendo el deporte entre las mujeres.  

Contenta por ser una pequeña gota dentro de una gran marea rosa que no para de crecer.

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